Sunday, August 26, 2012

JESUITAS. LOS GUERREROS DE DIOS. GUARDIAS SIN ESPADA

viernes, 16 de septiembre de 2011







Jesuitas







Los guerreros de Dios





En 1491 llegó al mundo en la pequeña aldea guipuzcoana de Azpeitia, Ignacio de Oñaz y Loyola. Perteneciente a una familia de la nobleza vasca, el joven Ignacio escogió la carrera militar como profesión. Y a buen seguro habn'a destacado en ella sino fuera por una tremenda herida recibida durante una de las guerras que en aquel tiempo libraban las tropas españolas por toda Europa. Ignacio profesaba con devoción simple la religión cristiana, pero durante su convalecencia sufrió una fuerte transmutación en su carácter que le hizo peregrinar, primero a Tierra Santa y, a su regreso, abrazar la cruz como nuevo modo de vida.


Se instruyó en la Universidad de París donde conoció a quien sena su mano derecha, el futuro San Francisco Javier, y donde redactó las ordenanzas que regirían el día a día de los futuros miembros de la Compañía de Jesús, Orden que vena la luz el 15 de agosto de 1534 cuando sus fundadores hicieron voto solemne de servicio a Nuestra Señora en la Iglesia de Santa María de Montmartre.


Durante esa ceremonia sucedió un hecho que marcaría de modo crucial el carácter de los jesuítas. En el momento de constituirse, todas las órdenes religiosas deben pronunciar bajo juramento los tres votos típicos de pobreza, obediencia y castidad; pero Ignacio de Loyola añadió un cuarto: obediencia al Papa. El nuevo voto significaba que los jesuítas deberían responder a las órdenes de los sucesivos pontífices sin preguntas ni reparos. Eran años en los que se creía ciegamente en la infalibilidad papal y donde la fe cristiana recibía ataques de sectores como los protestantes.
Para el Vaticano suponía un regalo, ya que los primeros seguidores de Ignacio no eran simples monjes. Muchos procedían del ejército e incluso a su jefe máximo se le conocía como "el General de la Orden", cargo que continúa en la figura del holandés Hans Peter Kolvenbach. La estructura se diseñó conforme a los conocimientos guerreros de los fundadores y en muchos aspectos responde a un modelo militar. De hecho -y en su origen- en la ceremonia de ordenación de nuevos mandos éstos debían pronunciar un juramento que incluía frases como: "Prometo y declaro que, cuando se presente la oportunidad, haré la guerra sin descanso ni cuartel, secreta o abiertamente, contra todos los herejes, protestantes y liberales, tal y como me ha sido ordenado hacer, hasta exterminarlos y extirparlos de la faz de la Tierra; y que no los respetaré por su edad, sexo o condición".



Con semejante juramento, y el cuarto voto mencionado, no es de extrañar que algunos Papas eligieran a miembros de la Compañía como auténticos sicarios. Así ocurrió en el siglo XVII. A la muerte del rey francés Luis XIII le sucedió su hijo Luis XIV, pero debido a su corta edad fue su madre, Ana de Austria, la que gobernó como regente. Ella eligió al cardenal Mazarino de sucesor de Richelieu en momentos difíciles para Francia ya que el Vaticano conspiraba en su contra. Mazarino introdujo espías en el entorno del papa Inocencio X para que le informaran de sus decisiones.


La jefa del espionaje vaticano era la propia cuñada del Papa, Olimpia Maidalchlnl, quien alertada por la presencia de los espías franceses decidió crear la "Orden negra". Bajo ese nombre se escondía una unidad de asesinos cuyo único cometido consistía en acabar con todos los agentes que espiaran para Francia dentro del Vaticano. La unidad la formaron once miembros, escogidos principalmente entre los jesuitas debido a su voto de obediencia papal y a su destreza en las armas y en el asesinato silencioso. A cada uno se le entregó un sello pontificio grabado en plata en el que se veía una mujer vestida con toga, con una cruz en una mano y una espada en la otra. Se sabe que la "Orden negra" actuó con tanta destreza que sucesivos Papas hicieron empleo de sus miembros para acabar con el espionaje enemigo.




Guardias sin espada


El nacimiento de la Compañía de Jesús no fue producto del azar. En el siglo XVI el cristianismo se encontraba sumido en una grave crisis de fe. Tras siglos de obediencia ciega comenzaban a escucharse las primeras voces discrepantes hacia el papel del Papa y los obispos.
El adalid de aquella revolución fue Martín Lutero. experto teólogo quien acusó a la casta sacerdotal de corrupta y de apartarse de la verdadera liturgia. Lutero creía que la Iglesia necesitaba una remodelación en su diseño y en su manera de aplicar las escrituras; abogaba por una interpretación más libre de la Biblia, sin la obligación de acudir al clero para que los pasajes fueran explicados. Sus ideas calaron y dieron origen al movimiento de La Reforma.
Fue entonces cuando Ignacio de Loyola decidió fundar su Orden dándole al Papa un hábil instrumento para combatir a los reformistas que amenazaban Europa. Los jesuítas aceptaron la misión y se enfrascaron en la llamada Contrareforma, una lucha sin cuartel para evitar la herejía luterana que acabó con la victoria de los fieles a la voluntad papal, excepto en los países centroeuropeos.

Desde ese instante la Compañía de Jesús fue vista por Roma como un poderoso ejército a su servicio, cuyos miembros lucharían sin desaliento por la defensa de la fe católica.



http://www.papalknights.org/http://www.ordendeloyola.org/



Escriba a la Orden.Superior General Orden de San Ignacio de Loyola


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Glendon: “Basta con el mito de las religiones como causa de guerras”

08/24/2012



Mary Ann Glendon



Ponencia de la profesora de derecho en Harvard y ex embajadora estadounidense ante la Santa Sede en el Meeting de Rímini

Redacción
Roma

“Hay que desechar el mito según el cual la religión sería fuente de luchas y división”. Lo dijo Mary Ann Glendon, profesora de derecho en Harvard y ex embajadora estadounidense ante la Santa Sede, en el Meeting de Rímini durante el encuentro titulado “Deseo y política”. “El trabajo que hemos desarrollado en la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales ha demostrado con bases sólidas que hay una correlación positiva entre la libertad religiosa y la democracia, la prosperidad económica, la libertad de las mujeres y otros elementos fundamentales para una democracia correcta”.

Hablar de luchas religiosas, por ejemplo en Nigeria, no es correcto, “porque este es otro mito que hay que desechar. A menudo se confunde la religión con las políticas identitarias que se aprovechan de los símbolos religiosos para encubrir sus verdaderos objetivos”. La referencia también alude a la “primavera árabe” y a un concepto que ya había expresado por la mañana en el Meeting Silvano Maria Tomasi, obispo y observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas de Ginebra, quien había afirmado: “la convivencia en las democracias se complica cada vez más por las diferencias tribales, religiosas o políticas. Hay casi una alergia por aceptarse recíprocamente. Es necesario, pues, volver a encontrar una vía para resolver este problema, incluso en sociedades como la italiana”.

Una vía que se puede recorrer para la convivencia, insistió Tomasi, es la que ofrece “la tradición cristiana, que la Revolución francesa replanteó a su modo, dejándola en la sombra: la hermandad. Este es el elemento revolucionario que puede hacer que se acepten las diferencias, porque reconoce en cada persona la misma dignidad y permite construir democracias renovadas”.


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Sunday, August 19, 2012

Historia narrada de los jesuitas


Se estrena en Canal 10 "Jesuitas en Córdoba", una miniserie que documenta y ficcionaliza la historia de la Compañía de Jesús en la provincia.

Fernando Lacolla durante la grabación, con actores, de los cinco episodios de la miniserie.

Fernando Lacolla durante la grabación, con actores, de los cinco episodios de la miniserie.

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Por Redacción VOS 07/08/2012 00:00

"La identidad de Córdoba está atravesada por el legado de la Compañía de Jesús. La argentina y latinoamericana, también. La idea esta serie es echar luz, un poco al menos, sobre esa época y sobre lo que hicieron". Quien habla es Fernando Lacolla, creador y director de Jesuitas en Córdoba, la miniserie de cinco capítulos que indaga sobre la historia de esta orden en nuestra provincia y que se estrena el miércoles, a las 22, por Canal 10.

Cada capítulo tendrá una duración de 26 minutos, con guión y dirección de Lacolla, y producción de los SRT, Malevo Films y Canal Encuentro (señal que ya emitió el programa con éxito hace unos meses). La idea de Lacolla fue combinar entrevistas, documentación, un arduo trabajo de búsqueda en la Biblioteca Mayor, con escenas de recreación ficcional de la vida de estos hombres, realizadas con actores. Su propuesta, además, fue ir más allá del evidente legado arquitectónico que se erige en la ciudad y la provincia, y buscar las historias personales detrás de las grandes acciones de los jesuitas.

Para eso, se usaron como locaciones casi todas las estancias jesuíticas de la provincia, y los testimonios de investigadores como Carlos Page (que también asesoró en los contenidos) o de personas vinculadas al tema, como el padre Pol. "Los jesuitas creaban sus estancias desde la nada y con eso demostraban que se podía crecer", explica Lacolla, que también de detiene en detalles históricos, como los intereses de la época, sobre todo en el comercio, que entraban en conflicto con las misiones jesuíticas. Los temas que se suceden van desde el vínculo con los pueblos originarios, con la colonia, la esclavitud o el poder.

Recién llegados

La miniserie cuenta la historia desde la llegada de los jesuitas, en el año 1599, hasta su expulsión, en 1767. Córdoba era por entonces el corazón de la gran Provincia Jesuítica del Paraguay y la serie intenta mostrar los logros más importantes de los jesuitas aquí, en la historia, el arte, la arquitectura, la religión y la política.

El primer capítulo se centra en la llegada de la Compañía de Jesús y, sobre todo, en la figura de su fundador, Ignacio de Loyola. En el episodio hay una recreación de la época y se ve al jesuita padre Juan Romero llegar a Córdoba y recibir las tierras de manos de las autoridades del poder colonial en América.

En tanto, el segundo capítulo, "Evangelio y trabajo", hace hincapié en los colegios y noviciados que ellos fundan en el territorio. En este tema, el nombre de Diego de Torres Bollo será central, así como la explicación de la historia de Colegio Máximo y el Noviciado.

El tercer capítulo se centrará en el legado de los templos en Córdoba, sobre todo la iglesia de la Compañía de Jesús y su constructor, el francés Felipe Lemer y el gran aporte de los esclavos africanos. También los aportes en 1717 e los arquitectos Andrés Bianchi y Prímoli.

Finalmente, los dos últimos episodios, relatan la expulsión, que los despoja de todos sus dominios en América, y la imprenta que que funcionaba en los sótanos del antiguo colegio de Monserrat en Córdoba y que luego fue adquirida por las autoridades de Buenos Aires.

Para ver
Jesuitas en Córdoba
. Giuón y dirección: Fernando Lacolla. Estreno el miércoles a las 22, por Canal 10.





Fuente

Friday, August 10, 2012

¿Quienes son los Jesuitas?



Uploaded by infonom on Aug 19, 2009
Origende la Orden Jesuita y Propositos

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Friday, August 3, 2012

Los Jesuitas crearon y dirigen el Nuevo Orden Mundial





Uploaded by milreputas on Jun 20, 2011
He subtitulado el siguiente video el cual es una fragmento de un documental creado por la Orden de los Jesuitas, en el cual ellos mismos admiten ser los primeros en la historia del ultimo siglo en hablar sobre el concepto de un "Nuevo Orden Mundial". Esto tira por tierra la teoría de los Illuminati o Judeo masónica de control mundial como definitiva cuando en realidad son apendices de un cuerpo del cual la Compania de Jesus ha sido siempre la cabeza.

Como ya he dicho anteriormente, el primero en hablar sobre la conspiración Illuminati y Judeomasónica fue el sacerdote Jesuita Agustin Barruel, pues la Orden de los Jesuitas quería distraer a las masas sobre sus culpabilidad en la creación de la Revolución Francesa creada por el canonigo Jesuita Adam Weishaupt, quien no era judio... o sobre la culpabilidad de la Compania de Jesus en las Guerras Napoleónicas, pues Napoleón tenía como consejero principal al sacerdote Jesuita Abbe Sièyes. Por lo tanto todo aquel que comulge con esta doctrina no descubre nada nuevo sino que es un mero esclavo de la Orden de los Jesuitas.